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El Torrontés es la variedad criolla más famosa y una de las uvas blancas más cultivadas de Argentina. Día a día conquista a más consumidores por su potencia aromática y boca refrescante. Aquí, diez datos que permitirán a cualquier fanático alardear sobre su conocimiento de este vino.

  1. El Torrontés es la única cepa 100% argentina, pero su origen fue caso de estudio durante años. Finalmente, los investigadores del INTA revelaron –gracias al análisis del ADN del cepaje- que es el resultado de un cruzamiento entre la uva Moscatel de Alejandría (que llegó desde España) y la uva tinta Listán Prieto, también conocida como Criolla Chica. Esta fusión sucedió en la región de Cuyo, en algún momento del siglo XVIII.
  2. En Argentina, existen tres variantes de Torrontés: el Mendocino, el Sanjuanino y el Riojano. Este último es el más cultivado y el que mejor cualidades tiene para la elaboración de vino.
  3. El Torrontés Riojano es la segunda uva blanca más plantada en Argentina, detrás del Pedro Ximénez. Son unas 7.700 hectáreas, el 4% del total de la superficie vitivinícola.
  4. El hecho de que su cultivo se haya extendido de esta manera responde a su popularidad, tanto entre consumidores nacionales (ocupa el tercer lugar detrás del Malbec y del Cabernet Sauvignon) como del mundo (está entre los cinco varietales más exportados de Argentina).
  5. El lugar en el que mejor se da es el noroeste argentino, sobre todo en los Valles Calchaquíes, donde se adaptó a la altura y al singular microclima. Por ello se hicieron tan famosos los Torrontés de Salta y de La Rioja.
  6. El Torrontés no es dulce, es un vino seco. Si bien sus aromas anticipan un vino dulce, su sabor revela una fresca acidez. Se puede elaborar como un vino dulce si así lo desea su productor y una de las maneras de hacerlo es esperar bastante más para cosecharlo, al punto de que la maduración de la uva haya terminado, pero el fruto continúe deshidratándose, concentrando su azúcar y acidez natural. En este caso, el proceso de fermentación se detiene cuando el alcohol en la uva alcanza los 11° o  12° y queda aún azúcar residual, es decir azúcar que no se transforma en alcohol y es la responsable del dulzor final.
  7. Su popularidad entre consumidores de todas las edades responde no solo a su nariz extremadamente aromática y floral sino a que es fácil de maridar y de entender. Si bien los aromas tropicales predisponen los sentidos para degustar un vino dulce, en boca, el Torrontés es principalmente refrescante. Por eso es perfecto para beberlo bien frío.
  8. En el mercado, hay diferentes estilos de Torrontés: algunos son más “amoscatelados” y otros más frescos, pero los más extendidos son los dulces, tanto en su versión de vino tranquilo como en la forma de espumante.
  9. Su intenso aroma se debe a que es una uva rica en una sustancia química llamada terpeno. Dependiendo del estilo de Torrontés que se busque, el manejo del viñedo es crucial. Es decir, si la uva madura al fresco o al calor, los terpenos evolucionan hacia su fase final (revelando aromas que recuerdan a la miel) o bien acentúan el perfume de cítricos frescos, como la lima o el limón.
  10. No es un varietal fácil de cultivar, ya que depende mucho del terruño en el que se cultive. Es decir que el clima, el suelo y la altura imprimen características particulares sobre esta variedad que desarrolla distintos perfiles y notas bien diferenciadas dependiendo de su origen. Entonces, si bien es considerada una uva bastante rebelde, si se la trabaja adecuadamente puede otorgar vinos muy elegantes.

En conclusión, el Torrontés no es solo un vino aromático y fresco sino que además tiene una historia y características dignas de un interesante debate, que bien puede darse mientras se comparte una copa de este blanco tan argentino como el mate.

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